Comenzó la temporada de cambios. Suelo tener estructuras que me acomodan. Es decir que cierta rigidez de mi personalidad, establece estructuras que nivelan mi ansiedad y mi conducta obsesiva. En algún momento del año, luego de caminar rumiando incansablemente dentro del laberinto de mi capocha, doy un paso y comienza la temporada de cambios. Muchas veces es un manantial de movimientos internos y otras ligeros espasmos que van acomodando las fichelis muy lentamente.
El primer cambio que cuento es este:
Son de mi abuelo, que el otro día me dijo que quería que las tuviera yo, como recuerdo y "porque ya sos un hombre que reflexiona". Primero pensé en la despedidad anticipada, pero después decidí atarlas al recuerdo de chico, cuando Felisa, después de la siesta, nos 'obligaba' a ir a dar una vuelta porque "el seide en casa no puede fumar la pipa". Una increible y sutil forma de estimular el espacio individual de abuelo-nieto.
Cuando me iba, guiñándome el ojo, me tiró el siguiente tip: "Cuando abras el paquete de tabaco agregale un chorrito de whisky o cogñac, y siempre un chorrito para vos"
Bueno, ahora tiene que hacer una fumarola en pipa siguiendo el consejo del abuelo.
ResponderEliminarY de paso, se manda unos copetines.
Grosso el nono!!!!!
Qué ídolo.
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